Imagina un mundo de oscuridad y luz repentina, un mundo en el que puedes moverte no sólo un lado a otro, sino de arriba a abajo, un mundo sin fondo sino una parte superior a la que periódicamente debes elevarte. Luego imagina un mundo en el que la audición te dice tanto acerca de dónde estás y lo que te rodea como tus ojos lo hacen.
Este es el mundo en que vive un delfín. Aunque los delfines tienen los mismos sentidos nuestros, vista, olfato, gusto, tacto y sonido, no funcionan de la misma manera. Tienen un sentido adicional que es la ecolocalización y también se ha postulado que pueden orientarse hacia los campos magnéticos.
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